©Herestia Photography
Tras enfrentarse a múltiples peligros en las recónditas regiones septentrionales de Helárissos, Erban empieza al fin a vislumbrar el término de su viaje. Todavía resuenan en sus oídos las ominosas palabras del augurio que tantos ansiaban conocer pero nadie parecía comprender por completo. El destino del Kairnós se dibuja, por fin, evidente ante sus ojos.
Decidido a cumplir el mandato que la Profecía ha depositado sobre sus hombros, Erban y sus amigos se embarcan en un nuevo y arriesgado viaje rumbo a uno de los lugares más misteriosos y legendarios de Helárissos: un Santuario escondido donde, según cuentan los viejos mitos, viven recluidos los maestros de la magia, los hechiceros del Magis ekón. Allí espera Erban hallar respuestas y concluir su tarea, sin saber que le aguardan peligros y maravillas que sobrepasarán sus más osadas fantasías.
Reseña del autor
¿Y a cuento de qué tanto retraso? Pues como es habitual, por muchas razones y por ninguna en especial. De hecho, comencé a escribir la conjura de los magos a poco de terminar la anterior, y al principio avancé a buen ritmo, pero luego se quedó estancada y apenas la toqué durante mucho tiempo. Falta de tiempo, de ganas, otras preocupaciones… Una larga lista de motivos y excusas.
Por aquel entonces es verdad que mi vida estaba cambiando. Fueron mis últimos años de estudiante y mis primeros de vida laboral, con mucha incertidumbre y dudas. De hecho, no fue hasta un período de unos seis meses que me quedé en paro que pude por fin concentrarme y rematar la novela. Echando la vista atrás, a veces temo que ese desarrollo tan irregular y deslavazado se perciba en la historia, y sin embargo en otras ocasiones pienso que en la conjura de los magos están algunas de las mejores páginas que he escrito hasta la fecha… lo cual tal vez no sea mucho, pero ya es algo.
La conjura de los magos