El héroe durmiente

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©Herestia Photography


Helárissos...

Un mundo perdido, una tierra sumida en una frágil paz tras un terrible conflicto...

Han pasado quince años desde la muerte del último Arconte y el fin de la Gran Guerra. Todos los pueblos de Helárissos tratan de sanar sus heridas después de interminables años de lucha. Pero nadie olvida la profecía, el vaticinio del último de los Augures que anunciaba la llegada del Elegido: El Kairnós bendecido por los Dioses. Los tres lustros marcados por la Profecía se han cumplido, y son muchos los que se aprestan a buscar al Elegido. Desde la mítica ciudad de Queitaris, una de las misteriosas Guardianas ha sido enviada para encontrarlo y protegerlo. Pero ni los más sabios conocen el verdadero significado de las palabras del Augur, ni cuál es el auténtico destino del Kairnós.

Y si los eruditos no lo saben... ¿qué podrá hacer una joven e inexperta guerrera para hallar al auténtico Elegido?

Reseña del autor

Cuando comencé a dar forma a Helárissos por primera vez, allá por 2005, me encontraba todavía en mitad de la carrera de caminos (y de hecho, en pleno tercer curso, cuando realmente descubrí dónde me había metido). Por aquel entonces ya había escrito algunas cosas, especialmente una novela que, algún día, tal vez vea la luz, pero mis primeras incursiones en la narración fantástica estaban cortadas todas por el patrón más clásico, de influencia medieval, y tenía ganas de probar algo un poco diferente.

Se me ocurrió entonces crear un mundo que bebiera no de los típicos relatos de caballeros, castillos, magos y dragones sino de la mitología y la historia clásicas, de la antigua Grecia, Roma y el Mediterráneo, referentes que, al fin y al cabo, pueden resultarnos más próximos. Así, poco a poco, siguiendo ese proceso intuitivo, caótico y al mismo tiempo ordenado por el que nacen los mundos imaginarios, Helárissos fue cobrando forma.

Y por supuesto, junto con este mundo que crecía a orillas de un mar fértil y familiar, el Mesogeis, nacieron sus historias y sus personajes, empezando por Erban y Nefira. Cuando ya tuve desarrollado un esbozo de lo que se convertiría en el héroe durmiente, decidí preparar un manuscrito para enviarlo a un certamen de literatura juvenil cuyo nombre, lo confieso, ya no recuerdo. Eso me supuso asumir algunos límites, entre ellos un número máximo de páginas, que afectó un tanto al desarrollo de la historia. Y creedme, se nota. Podéis tratar de averiguar dónde ;).

Sea como fuere, así surgió Helárissos y el héroe durmiente. Por entonces, aunque ya tenía pensado proseguir la historia de algún modo, aún no sabía cuán largo era el camino que se abría ante mí, ni cuantas vueltas daría esta historia y, especialmente, este primer libro de la saga al que guardo tanto cariño. Pero supongo que estas peripecias pueden ser casi tan interesantes como las aventuras que afrontan Erban y compañía.

Casi.